Edición Cero

Fulvio Rossi Ciocca, Senador por Tarapacá ElDinamo.cl  No se trata sólo de más recursos: Chile es vergonzosamente desigual. Aquí el diez por ciento de... Que los ricos paguen…

Fulvio Rossi Ciocca, Senador por Tarapacá

ElDinamo.cl  No se trata sólo de más recursos: Chile es vergonzosamente desigual. Aquí el diez por ciento de los hogares más ricos tiene un ingreso per cápita 78 veces superior al del 10% más pobre (2.399 dólares al mes, cerca de 1.100.000 pesos per cápita en los más acaudalados, contra 31 dólares mensuales, unos 14.000 pesos per cápita, en el caso de los más humildes).

Durante la reciente gira de Estado por Asia, en Seúl, Andrés Concha, presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), el organismo que reúne a los empresarios chilenos, alabó públicamente al Presidente, Sebastián Piñera. En una alocución en el marco de la Segunda Cumbre de Energía Nuclear en la capital coreana, el dirigente gremial aseguró que en Chile “las remuneraciones suben sistemáticamente, la inflación está controlada, muy pronto tendremos nuevas cifras que mostrarán reducciones en los niveles de pobreza y mejoras en la distribución del ingreso.

Los chilenos no nos equivocamos en nuestra decisión: elegimos un excelente Presidente”. Hace unas semanas la revista Forbes publicó su informe sobre los millonarios del planeta. Entre los chilenos lidera la viuda del fallecido Andrónico Luksic Abaroa, Iris Fontbona, ocupando el lugar 32° en el mundo con una fortuna de US$ 17.800 millones (la persona más rica es el magnate mexicano de las comunicaciones Carlos Slim Helu, con una fortuna de US$ 69 mil millones).

Más atrás en el ranking aparecen Eliodoro, Bernardo y Patricia Matte, con una fortuna de US$ 10.200 millones en el puesto 86°, 12 lugares por delante de Horst Paulmann y familia, con una riqueza de US$ 9.300 millones. Sigue en la lista nuestro Presidente, Sebastián Piñera, quien ocupa el lugar 521° del escalafón con una fortuna de US$ 2.400 millones (la aumentó en US$ 200 millones respecto de la anterior medición; en realidad todos los chilenos más millonarios son más ricos con el tiempo). Cierra la lista de connacionales Roberto Angelini en el puesto 1015°, con US$ 1.200 millones.

Hace unas semanas uno de ellos (Paulmann) decía sobre la gestión de otro (Piñera): “Nunca en la historia ha habido un gobierno con este nivel de funcionarios públicos, con la calidad de los ministros, de los subsecretarios y toda la gente que ha ido con entusiasmo desde la empresa privada. Chile podría ser un país extraordinario y con este gobierno creo que vamos a tener un empuje que nadie se lo ensueña… (Aunque) no me gusta que se haya hecho un aumento de impuestos (se refiere a que post terremoto en 2010 el impuesto a las empresas es transitoriamente un 20%). Cuando hay menos impuestos, hay más inversiones y eso es lo que necesitamos”.

Entre bueyes no hay cornadas, como dicen en el campo. Obviamente un país es muchísimo más que un grupo de empresarios amigos que cuida entre sí sus bolsillos. La gente común y corriente: según la última encuesta Adimark, febrero 2012, la aprobación del Gobierno en su conjunto baja a 31% y la desaprobación sube a 61%. Y el año pasado la encuesta GiroPaís arrojó un resultado contundente: el 89% de la ciudadanía calificó como “necesaria una reforma tributaria para financiar un mejor y mayor gasto social”.

La gente entiende que Chile debe recaudar más recursos fiscales y que provengan de las grandes empresas y de las familias más adineradas vía más impuestos. No se trata sólo de más recursos: Chile es vergonzosamente desigual. Aquí el diez por ciento de los hogares más ricos tiene un ingreso per cápita 78 veces superior al del 10% más pobre (2.399 dólares al mes, cerca de 1.100.000 pesos per cápita en los más acaudalados, contra 31 dólares mensuales, unos 14.000 pesos per cápita, en el caso de los más humildes).

El gobierno ha incrementado el gasto fiscal, por su agenda social y la tímida reforma educacional que postula como reacción al malestar ciudadano. Y para esos desembolsos permanentes, y los que vienen, el país necesita ingresos permanentes. Por eso la opinión pública aguarda con expectación el contenido de la reforma tributaria de Piñera. Al menos que la propuesta sea pírrica, se terminarán las sobadas de lomo al Presidente como las citadas de Concha y Paulmann.

Hasta el verano el Presidente era ambiguo, a ratos contradictorio. Ahora en marzo ha dicho que presentará en abril al Congreso un cambio que incluirá un alza “leve” al sector empresarial y a empresas extranjeras y una baja de los impuestos que pagan las personas y las pymes. Yo apoyaré una reforma que no sólo se oriente sólo a obtener más recursos para gasto social, si no una que nutra un cambio de fondo y permita avanzar hacia una sociedad más próspera y equitativa.

Los sistemas tributarios deben cumplir, además de su objetivo central de generar los recursos financieros que en forma creciente reclama la sociedad, logros políticos, sociales y económicos para dar estabilidad, desarrollo y construir una sociedad más justa. En mi opinión ese camino pasa hoy por reducir el IVA, eliminándolo de los alimentos y la cultura. Esta reducción favorecería a los sectores pobres y medios que dedican más del 50% de su ingreso a gastos en alimentos.

Y es imprescindible aumentar los impuestos que pagan las empresas, ya que estos son bajos en Chile comparados con la mayoría de los países de la OCDE, a la vez que reducir la tasa máxima que debieran pagar (pero en general no pagan) las personas. Porque aquí al momento de retirar utilidades los accionistas tributan sólo por la diferencia entre la tasa que les corresponde como individuos (un máximo de 40%) y los impuestos que ya canceló la empresa (20% durante el 2011 y 2012, 17% a partir del 2013). En la práctica, sin embargo, la gran mayoría de los contribuyentes se las arregla, legal e ilegalmente, para no pagar más que lo que paga la empresa.

También nos falta una agencia estatal independiente que evalúe el impacto fiscal de las diferentes propuestas tributarias. En Estados Unidos juega un papel central la Congressional Budget Office (CBO). Y transparencia: en Chile no sabemos cuánto impuesto paga el 0,01 por ciento más rico, los de la lista de Forbes. El magnate estadounidense Warren Buffett (con un mega patrimonio de US$ 44.000 millones) sostuvo que los políticos deben imponer mayores impuestos a los millonarios si es que su país desea terminar con sus problemas de deuda. Dijo que mientras las clases pobre y media pelean por toda la nación en Afganistán y mientras la mayoría de los estadounidenses pelean para llegar a las metas, los “mega ricos” obtienen “exenciones fiscales”.

Qué beneficioso seria en Chile contar con un multimillonario así, que ponga los puntos sobre las íes, exprese una mirada sobre el conjunto de la sociedad y no sólo sobre su patrimonio y el de sus pares.

Los comentarios están cerrados.