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Ciper Chile / Por Juan Andrés Guzmán.- Ya en 2007, el decano de Medicina de la U. del Mar (sede Viña del Mar) denunció... Ex decano de la Universidad del Mar describe el daño que hizo el lucro en la carrera de Medicina

Ciper Chile / Por Juan Andrés Guzmán.- Ya en 2007, el decano de Medicina de la U. del Mar (sede Viña del Mar) denunció que 270 alumnos pagaban un arancel de $800 millones al año y la universidad gastaba sólo $400 millones y “no han asistido nunca a un parto ni a una actividad quirúrgica mayor; no han tenido actividad académica práctica de oftalmología, dermatología, traumatología ni salud mental”. El resto, iba a los bolsillos de los dueños. Cuando Acevedo le advirtió a uno de ellos, Sergio Vera, que era peligroso que los jóvenes egresaran con tan mala base, “él dijo que no había más recursos. Y sí había. Yo los veía cambiar el Mercedes cada tres meses”.

En 2003 el doctor Francisco Acevedo, directivo académico superior de la Universidad del Mar, tuvo el encargo de materializar uno de los planes más ambiciosos de esa casa de estudios superiores: crear una facultad de Medicina en la sede de Viña del Mar. El proyecto estaba destinado a darle a esa universidad un perfil único y prestigioso que la distinguiera del resto de las privadas. Cuatro años después de iniciada su tarea, Acevedo renunció denunciando públicamente que la falta de recursos impedía a los alumnos alcanzar el nivel académico mínimo. Su reclamo lo estampó ante las organizaciones de facultativos e incluso lo llevó ante las autoridades de los ministerios de Salud y Educación y también a la Cámara de Diputados.

“Nadie hizo nada” dice Acevedo, mirando incrédulo la cara de sorpresa con que distintas autoridades analizan hoy la grave crisis que se ha desatado de la Universidad del Mar al quedar en evidencia la forma desembozada en que sus dueños han privilegiado el retiro de ganancias a través de sus inmobiliarias en desmedro de la función educativa. Cuatro años atrás el doctor Francisco Acevedo denunció lo mismo y lo único que obtuvo fue una querella en su contra por parte de la universidad, acción judicial que no prosperó.

Hoy, cuando los aproximadamente 20 mil estudiantes de la Universidad del Mar enfrentan la incertidumbre de lo que pasará con sus carreras, las acusaciones de Acevedo ponen el dedo en la parte más delicada de esta crisis. Mientras los estudiantes dicen que el problema de la Universidad del Mar es el lucro de sus dueños, pero no el nivel académico; el relato de Acevedo muestra lo obvio: que el desvío de recursos a los bolsillos de sus propietarios sí afectó la calidad, como lo demuestran también los resultados de la Prueba Inicia (que mide a los egresados de Pedagogía), en la que la Universidad del Mar fue la peor evaluada del país.

¿Qué hacer entonces? ¿Cerrar una universidad que genera profesionales de dudosa calidad, perjudicando a miles de jóvenes? ¿Permitirle a esa casa de estudios seguir formando médicos que, en un alto porcentaje no tiene los conocimientos mínimos? ¿Dejarla formar profesores que sin duda van a mal formar a miles de niños? Y por último: ¿aceptar todo este daño para que los dueños de esa empresa puedan obtener su justa retribución por el riesgo que han corrido?

Sin duda las preguntas que abre la crisis de la Universidad del Mar van también dirigidas a todo el sistema de educación superior.

Vea aquí las cartas de Francisco Acevedo a distintas instituciones denunciando en 2007 la situación de la Universidad del Mar).

-En sus cartas de 2007, usted acusa que la Universidad del Mar retira de Medicina (Reñaca) el doble del dinero que invertía en la formación de los alumnos. Es muy parecido a lo que ha dicho en estos días el ex rector Raúl Urrutia.
-Así es. En una de mis denuncias digo que los alumnos pagaban cerca de $ 800 millones al año en aranceles mientras la universidad gastaba en esa carrera cerca de $400 millones. Los otros $400 millones no sé a dónde iban.

-¿Cómo está tan seguro de esas cifras?
-Porque yo sabía lo que se gastaba y las apreturas que pasábamos. Yo no podía contratar suficientes docentes y tampoco podía invitar profesores. Una vez tuve que ir a Canadá por actividades de la universidad y me tuve que pagar yo mismo el viaje. Era una pelea constante por los recursos.

-En la carta que envió usted a la Asociación de Facultades de Escuelas de Medicina hace una descripción muy dura del nivel académico de los alumnos de quinto año de Medicina de la Universidad del Mar (Reñaca). Dice que no han asistido nunca a un parto ni a una actividad quirúrgica mayor; no han tenido actividad académica práctica de oftalmología, dermatología, traumatología ni salud mental. ¿Esas carencias se deben a la falta de recursos?
-Absolutamente.

-Es decir, no había presupuesto para completar la educación mínima de un estudiante de Medicina.
-Exactamente. Y esos alumnos se licenciaron. Les faltaban dos años de internado. Uno debería suponer que son médicos ya.

-¿Qué me puede decir hoy de la calidad de esos médicos?
-Bueno, hay un examen nacional (se refiere al Examen Único Nacional de Conocimiento de Medicina, EUNACOM, ver recuadro). En 2010, la mitad de los estudiantes de la Universidad del Mar (Reñaca) salieron bien y la otra mitad mal. Tuvieron el peor resultado de todas las escuelas de medicina del país. Creo que ese dato es muy claro sobre la calidad.

-Entiendo que los que reprueban el Eunacom no pueden ejercer en el sistema público, pero sí pueden tener una consulta privada, por ejemplo.
-Sí. Pero tampoco tiene acceso a atender por Fonasa y eso los deja bastante limitados.

-¿Dónde están trabajando?
-Estos muchachos no pueden trabajar ni en hospitales públicos ni en consultorios municipales. Sé a que a algunos los han contratado las empresas mineras, por ejemplo. Van como médicos generales a los campamentos. Ahí los contratan con un buen sueldo. Estos jóvenes van a cualquier parte, hay muchos que han salido fuera de Chile también.

-Me gustaría aclarar un punto al respecto. ¿A qué atribuye la mala formación de los alumnos de Medicina de la Universidad del Mar, de Reñaca? ¿A la incapacidad de los alumnos? ¿A la falta de recursos?
-Sin duda que a la falta de recursos. No se les dio la educación adecuada y eso es responsabilidad de la universidad. Con una buena preparación serían tan buenos como cualquiera.

-Usted denunció estos problemas ante el Colegio Médico, los decanos de medicina y también fue al Congreso. ¿Alguien hizo algo?
-Nadie hizo nada.

-¿Conversó con autoridades del Ministerio de Educación (Mineduc) de la época?
-El Ministerio de Educación estaba al tanto. Le mandé una carta a Marisol Barría, mi compañera de partido -soy socialista-, porque ella era ministra de Salud. No pasó nada. En la sesión de la Cámara de Diputados, cuando hice estas acusaciones, estaba presente el director de Educación Superior del Mineduc de esa época, Julio Castro. También estaba Eugenio Díaz (ex presidente de la CNA), al que ustedes denunciaron por haber firmado un contrato con la Universidad del Mar. Todos miraban para el techo.

-¿Por qué cree que parlamentarios de derecha e izquierda, y los funcionarios de Salud y de Educación, decidieron no hacer nada hasta ahora?
-No quiero suponer mala intención, al menos no en todos los caso. Me parece que lo que pasó es que simplemente este sistema no tenía control.

-La falta de control es un acto irresponsable de parte de las autoridades.
-Por supuesto. Porque además, esto siguió pasando. Mi sucesor en el cargo, el doctor Néstor Irribarra, renunció a la Universidad del Mar por los mismos motivos dos o tres años después (ver recuadro).

-En conclusión, este desastre tiene autores pero tiene también muchos cómplices por omisión.
-Así es. Y debo decirle que lo de Eugenio Díaz me dolió mucho, porque somos de la misma generación. A este hombre yo lo conozco de los tiempos de la FECH, fue un hombre muy idealista y durante la dictadura trabajó mucho en la clandestinidad. Entonces, verlo ahora corrompido, me da un dolor tremendo. Cuando fui a la Cámara de Diputados a hacer la denuncia, hablé con él. Me dijo: “Te voy a escuchar con detención”. A la salida de la reunión seguimos conversando. Él sabía lo que pasaba. Y miró para el techo. Estaba absolutamente corrupto ya.

-Medicina es una carrera cara. ¿Quién estudia esa carrera en la Universidad del Mar?
-En esa carrera se matriculaban, fundamentalmente, jóvenes de clase media y media alta. La mitad de los estudiantes eran de colegios privados. Ellos podían pagar su mensualidad o accedían a créditos de la propia universidad. Muchos estudiaban con mucho endeudamiento. Y había mucha deserción también por falta de recursos.

-¿Cómo llegó usted a esa universidad?
-Yo era director del Servicio de Salud Viña del Mar- Quillota y me fueron a buscar Héctor Zúñiga y Mauricio Villaseñor, dueños de la universidad. Yo conocía a Villaseñor por razones sociales. Llevaba nueve años en el servicio y pensé que era un bonito desafío hacer una Facultad de Medicina en la Quinta Región. Me entusiasmé.

-Entiendo que quien controla la universidad es otro de los socios: Sergio Vera.
-Sí, Vera es la cabeza y siempre ha manejado los recursos. Yo me relacionaba directamente con él.

-¿Usted le explicaba la situación de los egresados de Medicina de Viña del Mar, le decía que su falta de formación podía resultar hasta peligrosa?
-Así es. Y Vera contestaba que no había más recursos. La verdad es que sí había recursos, pero él decía que no. Yo los veía cambiar el auto Mercedes cada tres meses. Y a los otros no les iba mal. Héctor Zúñiga, que hace 25 años era el piloto de El Argonauta (un barco que hacía turismo en la bahía de Valparaíso), tiene ahora un palacio en un terreno de más de dos hectáreas en Reñaca. Zúñiga fue el rector durante mucho tiempo. Ninguno de ellos pueden decir que no hay plata.

EL DESASTRE DE MEDICINA.

Según la ley, en Chile cualquier persona puede abrir una universidad y enseñar las carreras que estime conveniente. Y por falta de fiscalización, también puede aplicar los programas a su antojo. El Estado solo ha puesto dos limitantes a la creatividad emprendedora: las pruebas “Inicia” (para las pedagogías) y Eunacom (Examen Único Nacional de Conocimiento de Medicina), para los egresados de las carreras del área de salud. “Inicia”, ya se sabe, es un masivo desastre; Eunacom no, salvo en el caso de la Universidad del Mar.

En 2009 la primera camada de egresados de la U. del Mar de Viña del Mar rindió el Eunacom con resultados aceptables: de 45 alumnos, sólo tres reprobaron. Pero al año siguiente, la Universidad del Mar empezó a ocupar el último lugar entre las instituciones que se someten a la prueba. En 2010, de los 50 alumnos que dieron el examen, 24 lo reprobaron (48%).

El ex decano de esa facultad, el doctor Néstor Irribarra, explica que en 2010 le pidió al rector de la universidad y socio de la misma, Héctor Zúñiga, recursos para apoyar a los alumnos en la preparación de esa prueba.

-Zúñiga me contestó que no autorizaría esos recursos porque estimaba que el Eunacom era un asunto que solo interesaba a los alumnos. Dijo que la universidad cumplía con los jóvenes entregándoles la formación médica universitaria, y era responsabilidad de ellos aprobar el examen. Su idea era que si salen bien, es una ganancia para ellos; y si salen mal, es una pérdida para ellos -cuenta Irribarra.

Los últimos resultados del Eunacom 2011 volvieron a ubicar a la Universidad del Mar (sede Viña del Mar) como la entidad con peor rendimiento en esa prueba. De 51 alumnos, el 20% la reprobó (10 alumnos).

“Esa fue la gran razón por la cual terminé saliendo de la universidad”, dice el doctor Irribarra. Agrega que los recursos que no le dieron estaban comprometidos por la universidad en la acreditación de la carrera:

-No se me entregaron los recursos que permitían cumplir con los compromisos que habíamos adquirido durante el proceso de acreditación de la carrera frente a la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). En ese proceso dijimos que habría recursos para preparar el EUNACOM. Pero no se cumplió.

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