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Gonzalo Prieto Navarrete, Sociólogo, Máster en Medioambiente Las últimas encuestas realizadas por Adimark, CEP, CERC, entre otros. Nos demuestran la grave situación de legitimidad política... La ruptura de la confianza pública

Gonzalo Prieto NavarreteSociólogo, Máster en Medioambiente

Las últimas encuestas realizadas por Adimark, CEP, CERC, entre otros. Nos demuestran la grave situación de legitimidad política que vive nuestro país. Las personas han perdido lo que yo llamo la “confianza pública”, y esto pone de manifiesto la incubación de una crisis social de grandes proporciones. Para un Chile que se ha olvidado de construir ciudadanía y ha dejado en manos del mercado y su modelo hegemónico, el control absoluto de todo país en sus diversas dimensiones institucionales y territoriales.

¿Qué es la confianza pública? Es el vínculo de los individuos con la sociedad, la expresión de voluntad de las personas respecto del Estado. Una idea que proviene de la tradición republicana donde las personas construyen comunidad y se preocupan (del discutido) bien común.

Como nos señala Zygmunt Bauman la modernidad representa entre otras cosas, la ruptura de la relación entre el proyecto individual y el proyecto colectivo. Sólo nos queda el primero, pues lo colectivo ha quedado en un proceso histórico relegado y debilitado por las fuerzas del modelo neo-liberal que transforma a quienes fueron participantes de sus comunidades, en meros clientes.

A todo nivel, desde el psicológico hasta el sociológico, la práctica costo-beneficio es la dominante en las relaciones sociales que establecemos. Las políticas públicas focalizadas y tan aplaudidas por los gobiernos de la concertación y la derecha se construyeron desde la lógica de la eficiencia económica y no desde la cualidad social.

Fieles creyentes de las recetas entregadas por el FMI y el Banco Mundial, somos los mejores alumnos de un modelo desigual desde lo económico, social y territorial. Pero nada de lo que digo es novedoso, aunque sus consecuencias humanas son aún invisibles, nuestra sociedad chilena, y también la global pasa por un periodo donde lo que llamamos confianza pública ha perdido sentido absoluto y el valor hacia los otros sólo se manifiesta en la ecuación sobre los resultados que me produzcan algún beneficio.

Nuestra incapacidad de pensar la sociedad nos ha traído hasta aquí, y es tarea de nosotros revertir aquello desde muchos frentes: la movilización, social, la producción de pensamiento, la estrategia política Debemos re-educar a quienes sacan cuentas alegres por los porcentajes de adhesión de un gobierno, pero no son capaces de presentar una alternativa política que conquiste, nunca mejor dicho, la confianza ciudadana.

No sólo recuperamos la confianza pública refundando nuestro modelo institucional, aquello es necesario como parte de una etapa, pero no es lo fundamental. Ya que cuando miramos otros países con modelos institucionales diferentes vemos las mismas debilidades, los mismos problemas, las mismas inseguridades que se manifiestan en la calle y comienzan en el otro lado del atlántico a mostrar los primeros signos de la crisis, no de la económica, sino de la social. Hace falta entonces ir más allá y avanzar en una alternativa política que transforme nuestro modelo económico y social.

Una alternativa articulada en un discurso que apela al compromiso ciudadano, a la mayoría social, al debate de las ideas y manifestación como forma de presionar los cambios necesarios.

No sirven nuevas constituciones si es para administrar más de lo mismo. No sirven otras fórmulas electorales si es para continuar gobernando un sistema chileno del miedo. Miedo a enfermar, a educarnos, a vivir en nuestros barrios. Nuestro deber es pensar en los cambios democráticos como un vehículo de algo más profundo.

Un nuevo modelo económico y social que se encuentre bajo el marco de la sustentabilidad ambiental, del respeto por nuestra tierra; la sustentabilidad social que encuentre la igualdad y el bienestar de las personas, donde derrotemos la lógica del miedo; y la sustentabilidad económica que busca en el mercado una manera administrar nuestros recursos sin necesidad de explotarlos hasta la saciedad o crear ficción para las ganancias desproporcionadas de unos pocos en desmedro de una mayoría. Los desafíos son muchos, así como muchas las ideas para avanzar.

Ahora nos toca actuar con coherencia y avanzar hacia la recuperación de la confianza y la construcción de una nueva sociedad.

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