Edición Cero

Cambio 21/ Antes de asumir el presidente Sebastián Piñera dijo que tenía «la firme convicción que lo mejor para Chile es cerrar el diario La... Esta si fue la crónica de una muerte anunciada: ocaso de diario La Nación tras 97 años de existencia

la nacion cierreCambio 21/ Antes de asumir el presidente Sebastián Piñera dijo que tenía «la firme convicción que lo mejor para Chile es cerrar el diario La Nación”. Antes de finalizar su mandato logró su objetivo, apoyado en décadas de falta de una política que garantice diversidad informativa.

El lunes, mientras la gran mayoría de los chilenos tenía puestos sus ojos en La Haya, un grupo de periodistas chilenos fue detenido por tratar de impedir la reunión donde se adjudicó a privados la propiedad de La Nación, terminando definitivamente por sepultar el único diario estatal de nuestro país.

Por votación mayoritaria de los representantes del Estado, La Nación fue adjudicada en $ 320 millones a Macarena Duarte, representante de Novoa y Compañía Limitada, una empresa de asesorías financieras. La adquisición incluye la marca nacion.cl, el diario La Nación y las otras publicaciones, como Fusta, Triunfo, Legales y Negocios.

El sindicato de periodistas del medio interpondrá un recurso de protección por el proceso de cierre, que consideran irregular, y otro ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por considerar la venta un atentado a la libertad de expresión.

El principio del fin

En su edición papel La Nación circuló por 95 años. En 1917 su fundador, Eliodoro Yáñez, señaló que su objetivo era dar «atención preferente a los problemas sociales que afectan a la parte de la población que representa la actividad del trabajo y del progreso económico del país».

Fue el año 1927 cuando se transformó en el medio y portavoz oficial del Gobierno, estatus que mantuvo prácticamente ininterrumpidamente hasta el año 2010, cuando asumió como presidente Sebastián Piñera.

Todo comenzó el año anterior, cuando era candidato presidencial. Mostró su molestia por la cobertura que La Nación daba a su contendor, Eduardo Frei Ruiz-Tagle. En la oportunidad Piñera, junto con afirmar que tenía «la firme convicción que lo mejor para Chile es cerrar el diario La Nación», impidió el ingreso de los periodistas  a un acto masivo de su campaña en el Arena Santiago.

Y si bien cuando asumió cambió su postura afirmando que «La Nación va a ser un diario pluralista, respetuoso, y va a tener un estatuto parecido y semejante al de TVN», lo cierto es que a fines del primer año de su mandato el diario impreso dejó de circular y emigró completamente al formato digital.

Después de eso vino la venta del emblemático edificio de calle Agustinas -que al menos quedó en manos de Bienes Nacionales- y la venta a principios de este año de todo el archivo histórico a la Universidad Diego Portales, «siendo que el propio Museo Histórico Nacional hizo diversos esfuerzos para quedarse con esos valiosos documentos, para garantizar así el público acceso a ellos», señaló en la oportunidad el Colegio de Periodistas, a lo que se sumó una declaración del sindicato del medio: «No tienen derecho a vender el diario, sus 96 años de vida y el archivo periodístico porque su valor es incalculable».

El senador electo y ex presidente del Colegio de Periodistas, Alejandro Guillier, señaló que «cuando el Estado se deshace del diario La Nación, lo que demuestra es una falta de visión crónica de la derecha, que no entiende que el Estado como tal tiene que tener un medio de comunicación y este debe ser acorde a las tecnologías del momento».

 En conversación con Cambio21, consideró que «lo más grave no es el cierre del diario electrónico, porque basta una decisión para que el gobierno o el Estado pueda volver a tener un medio a través de internet. El problema es la pérdida total de décadas de trabajo y de información histórica contenida en los archivos, porque una vez que se entregaron a privados ya no se podrá volver a recuperar ese patrimonio que pertenecía a todos los chilenos y que no tiene sustituto».

 Insistió en que «es más que una falta de visión, es una muestra de que este gobierno quiere destruir todo lo que tenga que ver con el Estado y no se da cuenta que sin Estado no hay desarrollo y no quiere aprender la lección ni entender por qué fueron derrotados, porque no entiende la importancia de un Estado fuerte y de tener una visión de largo plazo».

Las culpas compartidas

 Junto con lamentar el cierre de La Nación, Alejandro Guillier, recordó que esta no es una historia nueva en nuestro país. Durante la dictadura se ejerció una férrea política de censura y se coartó la libertad de expresión. Los medios disidentes fueron intervenidos o cerrados y posteriormente la concentración y el dejar todo en las manos del mercado, ha agudizado el problema.

 «Cuando llegó la democracia pensamos que iba a haber un incentivo o tomar medidas para revertir el grave daño a la libertad de expresión de la dictadura, pero sin embargo los gobiernos de la Concertación decidieron que la mejor política era no tener política y empezó el libremercadismo acentuado y peor», concluyó el senador electo.

 Coincidiendo con estas declaraciones, para el premio nacional de periodismo, Juan Pablo Cárdenas el problema es que «en Chile no hay políticas estatales como existen en otras democracias para fomentar la diversidad informativa».

 Consultado por Cambio21, el director de la desaparecida revista Análisis dijo: «Yo sé que el cierre de La Nación es obra del gobierno de Sebastián Piñera, luego del maltrato que sufrió durante la campaña presidencial. Pero lo cierto es que todos los últimos gobiernos contribuyeron a que llegue esta hora».

Agregó que «los gobiernos que sucedieron a Pinochet tuvieron la oportunidad de haber desarrollado desde La Nación un medio de comunicación que sirviera a la diversidad, pero cada uno de los gobiernos lo que hizo fue someterla a los intereses del gobierno de turno».Enfatizó en que «era una empresa que tenia recursos suficientes y que pudo haber hecho muchísimas cosas, pero no quisieron hacer nada y este gobierno le puso la lápida».

Agregó que «no creo que vayan a cambiar muchas cosas por la actitud de la clase política, que es chata y bastante mediocre y no tiene mucho interés en profundizar la democracia y por lo mismo no ha tenido mucho interés en promover la diversidad informativa, que es un pilar de la democracia».

Por ello adelantó que «la discusión vamos a tener que imponerla, mi visión es optimista, pero no tengo ninguna confianza de que las autoridades nos vayan a llevar por mejor camino, porque sino ya habría reaccionado Bachelet para decirle a Piñera que no cierre el diario La Nación».

Respecto a los archivos, consideró que «es mejor que hayan quedado en una universidad como la Diego Portales a que hubieran sido repartidos, lo que habría sido aún peor. Esto debió haber quedado a resguardo del Estado en la Biblioteca Nacional», aseveró Cárdenas.

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