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www.Cambio21./ La animación que trajo la primera estatuilla a tierras criollas, no es una historia solo para niños. Detrás del oso, está la historia... Mi abuelo el oso: la verdadera historia detrás del corto animado que trajo el primer Oscar a Chile

Historia de un osowww.Cambio21./ La animación que trajo la primera estatuilla a tierras criollas, no es una historia solo para niños. Detrás del oso, está la historia de exilio de un hombre, de carne y hueso, que tuvo que huir del país para salvar su vida durante el régimen militar. Es así, como el galardón se convierte en testigo de las atrocidades que vivió el país desde septiembre de 1973.

Todavía no lo pueden creer. Tuvieron que pasar 88 años del certamen de los Oscar para que una de sus estatuillas llegaran a Chile.

El corto «Historia de un oso», creada por el director Gabriel Osorio y el productor Pato Escala dura a penas 10 minutos y detrás de una animación que empieza como «amigable», se vuelve meláncolica y sombría.

Es que no había otra forma. La historia es una ficción que habla sobre el exilio, el mismo que tuvo que vivir el abuelo del director del corto, Leopoldo Osorio, durante la dictadura de Pinochet.

El exilio

La historia, entonces: hay un oso triste y solitario, que construye un mágico diorama con sus propias manos como un intento de recordar la vida feliz de antaño, con su esposa y su hijo, antes de que un circo lo arrancara de su hogar y lo hiciera trabajar por la fuerza y pasar una vida miserable.

«Tiene que ver con el exilio de mi abuelo. Se tuvo que ir a Inglaterra en 1975, antes había estado dos años en prisión», relata Osorio a BBC Mundo.

Leopoldo Osorio – militante del Partido Socialista, concejal de la comuna de Maipú y secretario del derrocado presidente Salvador Allende- fue detenido en 1973, con la llegada del régimen militar de Augusto Pinochet.

Tras la cárcel y una estadía en México, recaló en Reino Unido donde vivió exiliado diez años. Se volvió un abuelo «vivo, pero invisible».

«Yo no entendía muy bien qué era esto de la política que le impedía estar con la familia. Fue una cosa muy tremenda, porque por un hecho político, ajeno, mi familia quedó desmembrada. Ese es el mensaje que quise trasmitir con el cortometraje, de algún modo. Que no hay nada que valga para separar a una familia», apunta Osorio, que a los 8 años finalmente conoció al abuelo.

El circo con sus jaulas

Así, la nominada cinta es una condensada historia de la violencia del régimen militar pinochetista, en 10 minutos. Una metáfora de lo que vivieron los presos políticos, exiliados y desaparecidos entre los tempranos años 70 y 1990.

Y como la historia misma, la película deja preguntas sin responder: nunca sabemos si el oso artesano, ya anciano, alguna vez rearmó su vida. O si se reencontró con su familia. ¿Qué fue de la osa y su osezno?

Según recoge BBC Mundo, para armar el relato, Osorio primero eligió con cuidado el animal: un oso, fornido y macizo como recuerda a su abuelo. Luego, el circo.

«Pensamos, ¿quién puede querer llevarse un oso por motivos totalmente arbitrarios? No pensamos en un circo desde el comienzo, pero saltó a medida que fuimos produciéndolo. Yo no quería que fuera una historia literal sino una metáfora, y la idea de comparar el circo con la política nos funcionó», revela el director.

«Estoy feliz trabajando en Chile con talentos de acá, donde si bien todo es más casero podemos tener más control sobre lo que hacemos. Prefiero ser cabeza de ratón que cola de león», afirma Osorio.

«Es curioso que, además de la lectura chilena, a medida que vamos mostrándola en festivales van apareciendo más lecturas. Audiencias en otros países ven un reflejo de sus propios procesos políticos. En Rusia, por ejemplo. O en Taiwán, donde la asociaron con la invasión japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. Otros la leen como un mensaje sobre el abuso de animales».

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