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Julio Cámara Cortez/ Consejero Regional CNCA-Tarapacá No hay un área de actividad económica más recurrente a la hora de hablar de polo de desarrollo estratégico... Turismo y calidad de vida

Julio Cámara Cortez/ Consejero Regional CNCA-Tarapacá

No hay un área de actividad económica más recurrente a la hora de hablar de polo de desarrollo estratégico para la comuna y la región que el mentado turismo, elevado muchas veces a la categoría de “panacea” para resolver todas nuestras interrogantes del futuro, una vez que la extracción minera cumpla su ciclo productivo.

Tema muy recurrente desde hace años, además, en las propuestas y/o promesas de campaña de candidatos a gobiernos municipales, regionales y nacionales. Sobre sus potencialidades y desarrollo como actividad económica relevante, generadora de empleo seguro y estable, también se ha “diagnosticado”, escrito y hablado mucho. Y apostado, además, de manera regular recursos y esfuerzos para su consolidación.

Lo relevante en este cuento, es la constatación que la comuna y la región poseen verdaderamente atributos objetivos para el desarrollo y gestión del turismo: clima benigno la mayor parte del año, playas y borde costero, centro de compras, sitios históricos patrimoniales urbanos, diversos atractivos para el turismo de intereses especiales en las comunas del interior y zona pre-cordillerana de la región, y que además cuenta, un dato no menor, con dos lugares patrimonios de la humanidad, ambos ligados a la historia de la otrora industria del salitre.

Sobre el tema, y acorde a su importancia, desconozco si el gobierno regional o los municipios han elaborado planes o estrategias de turismo que, además, se inserten, vinculen o coordinen con programas o líneas de trabajo que lleve adelante Sernatur, y que permitan sumar esfuerzos y actuar unidos para su potenciación y desarrollo.

Básicamente, la actividad turística consistiría en estar preparados y contar con las mejores condiciones para acoger a gente que destina tiempo y recursos para viajar interesados en conocer nuestra región y disfrutar de ciertas ventajas comparativas ofrecidas a través de acciones de difusión y promoción. En esa línea, y sin elucubrar mucho en teorías, la tarea prioritaria a cumplir debiera ser, básicamente también, “mantener limpia y ordenada la casa” para recibir de la mejor manera a nuestras visitas, y ofrecerles una estadía cómoda, grata y sobre todo segura.

Es sabido, por ejemplo, que en lugares o zonas con atractivos turísticos donde “campea” la delincuencia, el primer damnificado es justamente la actividad turística.

Por ello cobra tremenda relevancia el tema de la seguridad ciudadana, porque una variación positiva en sus indicadores, constituye un factor beneficioso para el turismo.

Pero, también afecta adicionalmente, de manera positiva o negativa, el aseo público que la ciudad exhibe, el orden urbanístico, la calidad del transporte público, la iluminación adecuada de calles y avenidas, incluidos plazas y parques, y más aún, si el ciudadano “de a pié” le asigna real importancia a la necesidad de potenciar la actividad turística.

Sobre involucrar y comprometer a la ciudadanía en esta tarea, es bueno tener en cuenta los recursos invertidos en los últimos años vía recursos FNDR, en proyectos dirigidos a crear la denominada “Conciencia Turística”, cuyo fin es hacer que la gente internalice que la actividad turística es beneficiosa para la comuna y región, es decir, que asuma la idea fuerza que con ella “todos ganamos”. A la fecha, no tengo datos respecto de sus resultados prácticos ni de nuevos recursos al mismo fin.

Los mismos objetivos gubernamentales de mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, respondiendo a sus demandas de vivir en una ciudad limpia, segura, ordenada, descontaminada, con buen transporte público, excelente conectividad urbana, servicios básicos de calidad, y que además, invierta en infraestructura y programas para la recreación y la práctica masiva del deporte y la vida saludable, que promueva y fomente las actividades artísticas y culturales, todos estos factores, en su conjunto, constituyen, a mi juicio, las bases sólidas en que debiera sustentarse una actividad económica tan relevante como lo es el turismo.

Y estas bases, deben complementarse con las acciones que le competen a otras instituciones, y actuar de manera coordinada y en alianza público –privada, en materia de infraestructura para estos fines, en servicios y en promoción y difusión, nacional e internacional.

Sin embargo, asumiendo todo lo expuesto, no hay que perder de vista, que los objetivos y esfuerzos por mejorar la calidad de vida no debieran estar inspirados de manera primordial en contribuir a fomentar el turismo, sino, en primer lugar, en el deseo genuino de brindar mejores condiciones de vida a la ciudadanía de la comuna y de la región. Es decir, a la propia gente que ha decidido hacer de esta zona su espacio para vivir. Su lugar en este mundo.

Una ciudad y región, con buenos indicadores de desarrollo económico y buen nivel de calidad de vida de su gente, en todas las variables que ya hemos abordado, y que dispone de diversos y valiosos atributos, resultan atractivas, por añadidura, para potenciar el turismo, porque en general, nadie quiere viajar y visitar lugares para observar miserias, conflictos sociales y/o calamidades varias. Aquí opera el principio filosófico de la concatenación. En la vida social todo está ligado, como en cadena, un avance en un área se refleja en otra. Trabajar activamente contra la delincuencia, por ejemplo, brinda tranquilidad y seguridad al ciudadano local, y de paso, favorece y atrae la llegada de visitantes. Lo mismo con otras variables e iniciativas.

 

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