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Iván Vera-Pinto Soto /Cientista Social, Pedagogo y Escritor Carlos Alfaro Calderón en “Reseña Histórica de la Provincia de Iquique” (1936), nos cuenta que una... Salas de teatro del Iquique antiguo

Iván Vera-Pinto Soto /Cientista Social, Pedagogo y Escritor

Carlos Alfaro Calderón en “Reseña Histórica de la Provincia de Iquique” (1936), nos cuenta que una sala de cine y teatro que tuvo relevancia por la década de los 30 del siglo pasado fue el Teatro Variedades el cual después adoptó el nombre Esmeralda. Precisamente, en la calle de Barros Arana y a un costado del Teatro Nacional estaba ubicado el Teatro Esmeralda. Antes se llamó Variedades y fue fundado por don Agustín Wallace, antiguo empresario de Biógrafos y que dedicó el teatro a funciones cinematográficas.

Dicho salón estuvo clausurado varios años, posteriormente de hacérsele importantes mejoras, abrió sus puertas al público con exhibiciones de biógrafos y representaciones teatrales hechas por centros artísticos de la localidad. Para ser exacto el recinto estuvo físicamente localizada en donde funcionó el Club Deportivo Jorge V. Aquellos terrenos eran de la señora conocida en Iquique como la viuda de Ugalde. A un costado del cine había un corralón, también propiedad de la misma dama. Cuentan los cronistas de la época que esta mujer abrió las puertas del corralón a los obreros el 21 de diciembre de 1907, cuando escapaban de las balas del ejército en la matanza de la Escuela Santa María, salvando de esta manera varias vidas de pampinos.

En ese mismo teatro por los años treinta se acostumbraba a realizar una función de gala en homenaje a la Independencia Nacional. Así queda registrada en una invitación cursada el 17 de septiembre de 1934 a la Intendencia, por la Ilustre Municipalidad de Iquique, con ocasión del 124 aniversario patrio, a la función de gala de las Compañías Unidas Vidal Suazo-Nenita Real. Entretanto, El Tarapacá (20-11-1934) difunde la temporada de la Compañía Ubilla-Fernansuar, con las obras “La pequeña” y “El nido ajeno”, de Jacinto Benavente.

En este breve recuento no podemos dejar de mencionar al Teatro El Coliseo, el cual marcó un hito por los años veinte en el plano de las entretenciones. Su nombre original fue Pabellón Victoria, administrado por la Federación de Box, transformándose, a la postre, en el cine Coliseo. La sala estuvo enclavada en la calle Thompson entre Amunátegui y Juan Martínez. En su comienzo era un sitio eriazo, un simple corralón, donde se guardaban carretas y mulas, cuyo dueño era un señor llamado “Juanito”, el cual se dedicaba siempre al traslado de los circos que llegaban en ese entonces a la ciudad. A esa zona llegaba periódicamente un empresario que tenía una carpa negra, donde se ofrecía funciones cinematográficas de cine mudo y otros espectáculos populares.

Allí se instaló el Pabellón Victoria donde se ofrecían veladas de boxeo. Pasaron algunos años. Se construyó la empresa teatral formada por Humberto Masserano y Matías Chinchilla, siendo su administrador Ramón del Río, quien después quedó como propietario, adoptando el nombre de Coliseo Independencia. La sala estaba equipada de una moderna máquina proyectora y un equipo de sonido de avanzada tecnología para la época. Su inauguración se realizó con la proyección de la película “Arco Iris sobre el río” del niño actor Bobby Breen, la que gracias al éxito que tuvo prolongó su exhibición durante todo un mes.

René Madariaga, hijo de Ramón del Río, recuerda: “Tengo tantas anécdotas… Recuerdo que un lunes, más o menos al mediodía, teníamos cerrada la sala con una reja, pues ese día nosotros no hacíamos función de matinée. En esa oportunidad llegó un ancianito y me dijo: “Podría pasar a mirar el teatro”. Claro, le dije. Hice prender las luces y el señor se puso a mirar todo con nostalgia. Al rato, me dijo: “¿Sabes quién soy yo? – No, le dije -. El hombre me miró y dijo: – Soy el Tani Loayza-  Bueno, ahí sentí mucha alegría y lo felicité por ser una persona tan importante en la historia de nuestro boxeo. Entonces me comentó: “mis primeras peleas las hice acá. Esto se llamaba Pabellón Victoria”. Es por esa razón que la galería tenía la forma circular de un coliseo, el público se ubicaba en las graderías de madera y en el centro de la pampa se ubicaba el ring… Ahí me crie.

Desde que tenía 12 años, allá por el año 1953, trabajé en la sala junto a mis tres hermanos. Éramos dos Del Río y dos Madariaga… Ahí hacíamos de todo: portero, boletero, administrador. Fue una época muy entretenida, bonita y llena de anécdotas. Sabe usted, este fue el primer salón que tuvo cinemascope, con veinte parlantes chicos que daban diferentes tonalidades. Además tuvimos muy buenas películas. Fue el único cine que tuvo una película que duró como dos semanas en cartelera, esa fue Los diez mandamientos, por la década de sesenta. Después vinieron las películas de Cantinflas, Raphael, Jerry Lewis, entre otras…

También me acuerdo que un tiempo tuvimos la administración del Cine Municipal, cuando al señor Delucchi le quitaron la concesión, creo que fue por la década de los sesenta. En ese tiempo exhibíamos la misma película en el Municipal y después en el Coliseo. Una vez que terminaba la exhibición en el primero, un muchacho llevaba la película a pie hasta Vivar con Sargento Aldea, ahí otro funcionario lo esperaba y trasladaba los tambores con las cintas al Coliseo. En esa fecha administraba la sala la señora Elsa Díaz de Roldán. El local tenía una capacidad de setecientas butacas en platea y en galería alcanzaban ochocientas personas.

Otro teatro menor, ubicado en la calle Vivar con Manuel Rodríguez, fue conocido con el nombre de Arauco, el que antes había sido una fábrica de cigarrillos. Allí se hicieron funciones de cine, teniendo la aprobación del público, pero, luego, los empresarios lo abandonaron al ver que no constituía un buen negocio. Al tiempo, pasó a ser un recinto de los sacerdotes salesianos del Colegio Don Bosco, quienes lo destinaron para hacer veladas artísticas escolares o de beneficencia.

Un inserto del Tarapacá de 1945, notificaba una vespertina artística en ese recinto con la participación, en la primera parte, de la Orquesta Cuadro Plástico; la disertación de la señorita Ema Madariaga; el canto de Ada Zamudio; el canto de H. Leiva; la poesía de Esmeralda Toro; el baile a cargo de la señorita Garzzo. Y, en la segunda parte, el dúo de Tita y Ada; la poesía de Oriele Zencovich; el sketch Cabezas, Zamudio y Ormeño; Dúo Garzzo-Leiva; poesía de Ema Madariaga; baile y marcha final.

Importante, además, fue la existencia del local Garden Ring, situado en las calles Vivar esquina Sargento Aldea, en donde por los años cuarenta se efectuaron memorables peleas de púgiles locales. En esas mismas instalaciones se efectuaron eventuales veladas artísticas y presentaciones de Compañías Cómicas que visitaban el puerto. Precisamente, el 22 de noviembre de 1945 El Tarapacá divulgaba la presentación de la Revista Cómica de Paco Gordan, con la presentación del espectáculo “Pago Patos” y “Mentiras de Julio” (juguete cómico). El mismo periódico el día 14 de diciembre de 1940 comunicaba sobre un homenaje que rindió un grupo de aficionados al teatro en honor de los campeones de Chile José Castro y Bernardo León, fuera del Concurso Radial de los Cantores de Barrios.

 

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