Víctor Guerrero Cossio/ Dr. En sociología. Académico UNAP.
Alto Hospicio da que hablar por sus problemas y en el último tiempo por sus graves eventos de seguridad pública. Así lo expresan las encuestas de calidad de vida urbana, de victimización ciudadana y los graves de hechos de violencia que han resaltado por los tiroteos en sus calles.
El giro poblacional de esta comuna se inició en el año 1985, cuando las autoridades de la época hicieron traslado forzoso a campamentos de pobladores que se habían establecido en el sector norte de Iquique. Amparados en las arbitrariedades de esa época se decidió erradicar a poblaciones precarias y trasladarlos en camiones militares, incluso, como cuentan algunos antiguos iquiqueños, a “verdaderos nidos de delincuentes que vivían en esos campamentos, siendo retenidos en Alto Hospicio con fuerza militar”.
A casi treinta años de ese origen poblacional, la hoy consolidada comuna de Alto Hospicio aún muestra rasgos de ese traumático origen, pues a pesar de las extraordinarias inversiones de los gobiernos persisten algunos asentamientos precarios que concentran la pobreza, la violencia y el delito. La preocupación del gobierno y reconocimiento de estos problemas se muestran en la reciente asignación al Municipio de mil y fracción millones de pesos para su inversión en seguridad pública.
La comuna es representada en los medios de comunicación por los inagotable sucesos que afectan diariamente a su población, rara vez algo de que vanagloriarse, priman la violencia en sus campamentos, el drama del vertedero, la difícil conexión vial, la inexistencia de Hospital, cementerio y servicios públicos. Todos estos dramas son rubricados por los tiroteos que han causado heridos y muertos, pero que además mantienen en riesgo e incertidumbre permanente a sus habitantes.
Por cierto el desarrollo de una ciudad es una materia progresiva y en eso se encuentra Alto Hospicio, no es sólo una materia policial como tampoco mera construcción de viviendas y calles, sino que abarca también la necesidad de mejorar la convivencia y sociabilidad de las personas. Sociabilidad entendida como la relación de distancia entre las personas, que en tanto más cercanas le da mayor calidad a una sociedad, pues las hace solidarias, las hace comunes, les entrega una idea compartida de las cosas.
La comuna que se está convirtiendo en la ciudad del miedo debe transitar a una ciudad modelo, que debe ser pensada y reconstruida por todos sus habitantes, pero en un esfuerzo que integre las autoridades locales, nacionales, empresariales, académicas y en especial a la ciudadanía, que no debe ser objeto de inversiones sino sujeto central de todas las acciones que se implementen para mejorar la calidad de vida hospiciana.