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 Daniel Ramírez G. / Ingeniero Comercial –  Economista. De acuerdo a la mitología griega, las Sirenas, que tenían monstruosos cuerpos de pájaros con bellos rostros... El canto de sirenas

Daniel Ramírez com Daniel Ramírez G. / Ingeniero Comercial –  Economista.

De acuerdo a la mitología griega, las Sirenas, que tenían monstruosos cuerpos de pájaros con bellos rostros e mujer, fueron unas musas malditas que con su canto irresistible, atraían a los marinos que osaban acercarse a sus dominios, para hacerlos naufragar y luego devorarlos. Su canto prometía felicidad, mucha información y poder.

Cuando Ulises volvía a casa, fue advertido por su amiga hechicera, Circe, quién sabiendo que pasaría cerca del dominio de las Sirenas, le recomendó que se pusieran cera en los oídos. Ulises lo hizo con la tripulación, pero él quería escuchar y por lo tanto, se hizo atar fuertemente al mástil de su embarcación, dando órdenes de que por ningún motivo lo soltaran y fue solo así, que pudo ser inmune al canto, a la belleza de las promesas y se salvó de ser devorado por las monstruosas Sirenas.

El segundo gobierno de Bachelet, que al parecer aprendió algo del primero, está tratando de llevar a cabo algunas reformas estructurales que necesita nuestra sociedad, reformas que por supuesto no se le ocurrieron a ella, sino que, son el producto de cincuenta años de germinación de una semilla plantada por los movimientos sociales de estudiantes, trabajadores, pobladores, profesionales, artistas, mujeres, minorías étnicas y sexuales, de todo Chile.

Entre estas reformas está la reforma educacional, que trata entre otras cosas, de instituir la educación como un derecho que pueda ser usado sin ninguna interferencia de género, raza, religión, condición social o económica. Entre esas otras cosas, está el que no se pueda lucrar con la educación, que no se pueda seleccionar al alumno en función de los méritos económicos de los padres y la voluntad de poner fin a la educación pública como un gueto educacional para los pobres.

El actual Cardenal de la Iglesia Católica, a mi juicio nombrado equivocadamente por un Papa argentino, que a lo mejor lo que quería era fregarnos, ha criticado a la reforma educacional por no presentarse como un proyecto integral, lo que además de ser falso, no es consistente con la educación que imparten las iglesias ¿Acaso la iglesia entrega una visión integral del conocimiento universal? Curiosamente, la objeción de la iglesia es la misma objeción que agita la oposición política.

Un Cardenal de la Iglesia Católica, parece no entender lo que es la educación como un derecho. Tampoco parece entender, la inclusión social que genera un sistema educacional estructurado en la no  discriminación social y económica. Un Cardenal jamás entenderá lo que es realmente la igualdad de derechos, porque ellos no  la viven.

Queremos tener un sistema educacional que haga posible forjar una sociedad igualitaria y no uno que te sirva para lograr un círculo de buenas relaciones sociales.

Pero volvamos a los cantos de Sirenas, ya que se escuchan profusamente en todos los arrecifes que la reforma encuentra en su camino.

El Senador Andrés Allamand, que no tiene una bella cara como la de las mitológicas Sirenas, ni la voz de las Musas malditas que dieron origen a las Sirenas, ha enviado un “ofrecimiento de ayuda” a la Nueva Mayoría, diciéndoles públicamente que ellos podrían ayudar a elaborar un nuevo proyecto de educación, que no tuviera los problemas y las trabas que este tiene (en la visión de ellos) y que ese proyecto tendría la garantía de no ser cambiado por futuros gobiernos. Es decir, no solo “ofrece” sino que además, chantajea con la idea de que volverán.

La derecha, además de tenerle terror a la reforma, tiene la cara suficiente (no de Sirena, por supuesto) para, después de haber llevado el sistema educacional chileno a la basura que es hoy, pretender erigirse en los guías de la reforma educacional.

Lo importante ahora es aprender de la experiencia de Ulises, a quién siempre se le ha reconocido como un ícono de la inteligencia, la voluntad y el control humano. Hay que poner cera en las orejas de algunos remeros de la nave, sobre todo de aquellos que dicen ser Demócratas y Cristianos y por otra parte, el capitán de la nave, quién estará obligado a escuchar los cantos de las inmundas Sirenas, debe atarse firmemente a los pupitres de los Pingüinos y ordenar, con toda su fuerza, que haga lo que haga, que diga lo que diga, el rumbo no hay que cambiarlo, porque para eso se tiene la fuerza propia.

Si no lo hace las Sirenas pueden terminar por devorarnos a todos. Las Sirenas de hoy no tienen la cara bonita, pero tienen un buche insaciable.

 

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