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Haroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación Michelle Bachelet ha sido honrada en Alemania con el título de Doctor Honoris Causa en la Universidad... Educación y la Presidenta en Alemania

haroldo quinterosHaroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación

Michelle Bachelet ha sido honrada en Alemania con el título de Doctor Honoris Causa en la Universidad Técnica de Freiberg.  Esta universidad cumplía en estos días 250 años de existencia, lo que hace del título otorgado a la Presidenta una distinción doblemente honrosa. Freiberg, la pequeña ciudad que alberga esta gran universidad, está ubicada en el norte de ese país, en la región que durante la Guerra Fría fue la Alemania del Este, donde la Presidenta vivió el exilio, luego de huir del país en los años 70 – entonces una muchacha – tras el asesinato de su padre, perpetrado por orden de la feroz dictadura fascista que campeó en Chile durante 17 años.

La distinción a Bachelet no ha pasado inadvertida en el mundo entero, aunque, desde luego, más debe importarnos a nosotros los chilenos, sobre todo a quienes laboramos en el campo de la Educación. En la formalísima ceremonia en fue conferido el título, el rector de la Universidad, Herr Dr. Bernd Meyer, como es de rigor, pronunció tanto en alemán como en castellano la razón de la distinción, a saber: los esfuerzos de Michelle Bachelet por procurar para todo el pueblo de Chile y sin distinción alguna una educación de calidad y gratuita.

Por ende, los ojos de toda Europa están puestos en Chile y en su sistema educacional; y más que eso, en la disyuntiva de si se cumple o no con la actual Reforma Educacional, cuyo fin ulterior es precisamente el que aludió Meyer. El discurso de agradecimiento de Bachelet tuvo aciertos y desaciertos. Hizo bien la Presidenta en recordar al gran científico alemán Alexander von Humboldt, ex-alumno y académico de esa Universidad, cuyas mayores investigaciones oceanográficas y geológicas las realizó en Chile con todo el apoyo de nuestros gobiernos.

También hizo muy bien, en recordar la amable acogida que tuvieron en Chile los miles de alemanes que, huyendo de la persecución política en su país, se refugiaron en el sur de nuestro país en el siglo XIX, acogida que, como lo enfatizó la Presidenta, los alemanes retribuyeron de igual forma con los chilenos exiliados en los tiempos de la dictadura de Pinochet. Sin embargo, como ya es habitual en nuestros mandatarios, Bachelet se refirió equivocadamente a la gran “gracia” de nuestro desarrollo, la supuesta superioridad chilena en el ingreso per cápita con respecto a “todos” los países latinoamericanos.

Por cierto, fue contradictoria al señalar luego la triste verdad  que estamos entre los países del mundo que acusan las mayores desigualdades de ingreso en el mundo, lo que no pudo pasar inadvertido ante la reflexiva audiencia alemana en el acto. La Presidenta también se refirió a la educación en Alemania, observando que ella puede ser para Chile un “importante referente.”

Ojalá fuese así, porque en Alemania la educación es enteramente gratuita, igualitaria, democrática, descentralizada, participativa, diversificada y de altísima calidad. Pues, que sea ese referente, justo ahora, cuando los profesores chilenos se encuentran en huelga y en las calles protestando por el sostenido incumplimiento de viejas promesas contenidas en la “Agenda Corta” del Magisterio. En el referente alemán es impensable la existencia de deudas históricas a los maestros y sus vergonzantes sueldos, los contratos a plazo fijo con la consiguiente zozobra e inestabilidad laboral y, desde luego, el financiamiento masivo de la educación privada, mientras la pobreza y carencias materiales abundan en centenares de escuelas del Estado.

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