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Cambio21 / Por Oscar Reyes P.- El senador del PS analizó largamente con Cambio21 el enrarecido clima político que se respira en el país. Dice... Camilo Escalona: Existencia de 3 ministros-candidatos presidenciales son «salvavidas de plomo» para Piñera

Cambio21 / Por Oscar Reyes P.- El senador del PS analizó largamente con Cambio21 el enrarecido clima político que se respira en el país. Dice que ”los principales adversarios del presidente son sus propios ministros». Y reitera: «Si el gobierno de Piñera quisiera dejar un legado, ese legado es la reforma política y la reforma política más importante es el cambio del sistema electoral binominal».

Los casi tres meses que Camilo Escalona (57) lleva como presidente del Senado -es el primer socialista que ocupa ese puesto desde Salvador Allende- no han sido fáciles. Los ánimos en el parlamento han estado revolucionados la investigación del rol que tuvo la ex presidenta Michelle Bachelet durante la noche del 27 de febrero de 2010. Súmese a eso la sentencia del Caso Bombas, las acusaciones de montaje, los cuestionamientos al ministro del Interior y las palabras cruzadas que han ido subiendo de tono.

En ese escenario, Escalona ha intentado buscar acuerdos con la derecha, aunque reconoce que «yo tomé la iniciativa para abrir un espacio de diálogo que no necesariamente puede redundar en acuerdos».

Pero, Escalona que está en la política activa desde los 15 años, cuando fue candidato a presidente de los estudiantes secundarios nada lo detiene. Es de los pocos «tribunos» que existen en el parlamento. De esos que sus decisiones sí son consideradas.

 –¿Por qué busca acuerdos?

-En primer lugar debiese permitir, modificar un clima político turbio por uno con transparencia y debate con altura de miras. Si eso se consiguiera ya sería bastante significativo, porque mi convencimiento es que la opinión pública ha tomado distancias de los sectores políticos, entre otras cosas, por debates totalmente inconducentes, que son el reflejo de un encapsulamiento en una lógica confrontacional impulsada por la derecha, que desafortunadamente alcanza al conjunto del sistema político, el que frente a los ciudadanos y ciudadanas no tiene interés por abordar ni atender lo que son los problemas del Chile actual.

 -Es un desafío más difícil el que se plantea.

-Es que si el sistema político continúa debilitándose y finalmente la institucionalidad democrática es simplemente una cáscara, sin representatividad social, las alternativas para lograr construir un Chile mejor, más justo, con más dignidad, se hacen más escasas, porque frente al poderío que tienen los consorcios económicos y los intereses corporativos, la institucionalidad democrática debilitada será estéril. No habrá posibilidad de hacer cambio ninguno. Desde mi punto de vista, lo primero y lo primordial es poder recuperar la dignidad de la política para poder, desde un escenario nuevo, buscar acuerdos.

 -¿Y cree que se pueden lograr acuerdos con la derecha, cuando ellos están con un debate interno, con los tres presidenciables y con un mandatario al que esos presidenciables no le hacen caso?

-Efectivamente, el llamado que ha hecho el presidente ha sido completamente desatendido. El presidente de su partido, don Carlos Larraín, una vez más volvió a hacer mofa y chiste de la marcha del país, que es algo con lo que yo entiendo que no debería hacerse mofa y chiste; recrudeció la campaña presidencial dentro del gabinete; los parlamentarios siguieron en un lenguaje absolutamente inaceptable y, por lo tanto, pareciera que la opinión del presidente no les importa en lo absoluto, y van a seguir en esa dinámica. Sin embargo, yo de todas maneras pienso que vale la pena hacer el esfuerzo con el propósito de crear un nuevo clima. Y si de ese nuevo clima surgieran las posibilidades acuerdo, bienvenidas sean.

 -¿Usted cree que Piñera, como dicen los senadores Pizarro y Zaldívar, está gobernando solamente para el 24 o 30% de la ciudadanía y excluye al otro 70%?

-Yo considero que el gobierno sólo tienen su propia lógica y se enclaustró en sus propias autorreferencias. Por ejemplo, que los parlamentarios se confundan con los ministros respecto de si uno u otro representa al gobierno, eso no ocurrió en ninguno de los cuatro gobiernos de la Concertación. Los partidos apoyábamos al gobierno, pero la responsabilidad de dirigir el Estado era de los ministros. Eso en este gobierno ha sido completamente violado. Los parlamentarios se toman las atribuciones de decir lo que haga o no haga el gobierno y someten la marcha del ejecutivo a la lógica de los intereses particulares de los diferentes senadores o diputados más influyentes de la actual coalición de gobierno. En tal sentido, no ha sido este un gobierno suprapartidario, perdió ese sentido y ese aspecto que nosotros siempre cuidamos, que es que el gobierno siempre fuera para el país, independientemente de la lógica partidista que hubiera en la coalición.

 -¿Usted qué piensa cuando ve a un senador como Alberto Espina o diputados de derecha hablando en La Moneda, en el mismo escenario que utilizan los ministros atacando duramente a la oposición?

–El senador Espina se permitió el lujo de ir especialmente a La Moneda a señalar que la oposición era una mafia. Esa es una falta de respeto al país, a los símbolos patrios, al propio presidente de la República, es un abuso de poder del cual el senador Espina dudo que vaya a pedir excusas, porque con la soberbia que lo acompaña no creo que se lo permita.

-Usted ha dicho que los presidentes de los partidos de la Concertación no le han dado un mandato para el diálogo.
-No, porque no sabemos si el gobierno estará en condiciones de dialogar o no. Yo, en lo personal, una vez que sepa en propiedad en qué condiciones está el gobierno, si se puede avanzar o no, en ese momento voy a someter la información a los presidentes de los partidos de la Concertación. En este momento no puedo, porque lo único que observo es que en el discurso hizo un planteamiento y que sus representantes caminaron en el sentido exactamente contrario.

-¿Cómo impone disciplina un presidente de la República, a 19 meses de que termine su mandato, con tres ministros (Allamand, Golborne y Longueira) que no le responden?

-Yo siento que el desatino de las precandidaturas dentro del gabinete es un salvavidas de plomo para el gobierno. Porque éstas se hacen sobre la base de que su despliegue y su eventual crecimiento fortalecería al gobierno. Pero el resultado práctico está a la vista. Aparece un presidente que es burlado y desmentido por sus propios ministros, incluso con iniciativas que no sólo desmienten al presidente, sino que hacen escarnio público de las intervenciones del jefe de Estado. La conclusión que yo saco es que hoy la oposición está dentro del gobierno: el principal obstáculo que hoy tiene Piñera para gobernar esta en su gabinete. Los principales adversarios son sus propios ministros.

 -Recientemente en los diarios apareció una información que decía que Golborne iría a Chiloé, y que Piñera «se incorporaría» a la visita. ¿Qué sensación le trae esta singular nota?

-Lo que está ocurriendo es que el ministro Golborne se apropió de un tema del aparato público para su campaña (el puente para Chiloé), y por lo tanto la presencia del presidente de la República es la de su acompañante y no la de su jefe. Esa es la lamentable distorsión que tiene el sistema político hoy en nuestro país. Dicho de otra manera, la derecha, que dentro de las corrientes políticas en Chile es la más fuertemente presidencialista, no tiene respeto consigo misma, porque no tiene respeto de la principal institución que ella defiende, que es el sistema presidencial de gobierno.

 -El mes de mayo le trajo buenas noticias a Piñera con la última encuesta Adimark, donde subió siete puntos. ¿Cómo lo recordará usted: como el mes del perdón, a propósito del 21 mayo, o como el de la operación política más deleznable contra un expresidente (a)?

-Para mí será recordado como el mes de la responsabilidad parlamentaria, porque creo que el ejercicio que se hizo entre los parlamentarios de oposición, en el sentido de respetar la cuenta presidencial y evitarle al Congreso Nacional un bochorno a través de un pugilato como el que vimos que ocurrió hace unos días en el Congreso de Ucrania, es un hecho importante y significativo. Podría incluso ser una inflexión en la conducta parlamentaria, porque es tomar nota de manera definitiva y formal de que la retórica verbal es simplemente seguir hundiéndose y, por lo tanto, hay una necesidad de cambiar de orientación y pasar a un nuevo estilo. Yo sé que esto cae en oídos sordos de la gente que nos trata de ratas o de mafiosos, pero desde mi punto de vista no hay que detenerse en esos individuos, hay que hacer todo lo posible para rescatar la dignidad del ejercicio de la política y en eso, para mí, la serenidad que tuvo la oposición el 21 mayo es el hecho más importante del mes. Ahora, no pasó por alto que Piñera subió en la encuesta Adimark y, por lo tanto, me permito sugerirle que, dado que tiene un respiro, aproveche ese paréntesis para abrir el debate sobre el sistema binominal.

 –¿Cree que eso sea posible?

-Todas las fuerzas políticas en Chile están de acuerdo en cambiarlo, excepto la UDI. Yo que el Presidente podría aprovechar la ocasión para dejar un legado importante. Hasta ahora su gobierno no es sino el reflejo de lo que hizo Bachelet. Si el gobierno de Sebastián Piñera quisiera dejar un legado, ese legado es la reforma política y la reforma política más importante es el cambio del sistema electoral binominal.

 -¿Qué le pasa a usted cuando ve al ministro Longueira hacer un parangón entre que la gente que murió el 27/F y los detenidos desaparecidos?

-Me parece inmoral. Porque no se puede hacer equivalentes el terrorismo de Estado, que fue diseñado y ejecutado por agentes financiados por el Estado en una acción sistemática de violación de los derechos humanos durante 15 años de la dictadura, pero especialmente en el período entre el 73 y el 78, es decir, es una acción premeditada y planificada, con una catástrofe natural, que de un momento a otro sorprende al país, lo golpea duramente y deja de manifiesto las debilidades de nuestro Estado.

 -¿Qué le parece que él presidente de la última comisión que investigó el tema del 27/F aparezca con una foto de una de las víctimas del terremoto y tsunami, como parodiando a la gente que fue detenida y desaparecida por la dictadura?

-Yo me doy cuenta que la derecha que luchó por la impunidad de Pinochet y que lo respaldó y defendió hasta que se murió quiera aprovecharse de la ocasión para situar como una acción que tiene el mismo grado de responsabilidad a un terremoto que derrumba un edificio o una ola que asola una playa con agentes del Estado que secuestran a una persona, la tienen detenida un tiempo indeterminado y luego la asesinan. No hay ninguna relación entre una cosa y otra. A mí me daría vergüenza esa conducta. Yo no podría llegar a tal grado de arbitrariedad en mi propia valoración de los hechos.

 –De acuerdo con todas las tendencias sociales del mundo, como Egipto, Grecia, España, hay una revolución social muy fuerte. Acá también y en Pelequén, Aysén, Freirina y otras partes la gente protesta y le hace barricadas al gobierno. Pero ahora también «las barricadas» las están haciendo los grupos de empresarios, como los Matte o Gonzalo Vial. ¿Cómo deberá ser el próximo gobierno para enfrentar todas esas demandas?

-Yo creo que la sociedad hoy es más avanzada que el año 90 y, por lo tanto, el gobierno del año 2014 no puede tener las fronteras del año 90; sería un fracaso completo. La autorregulación que se impuso la Concertación y que la limitó en muchos aspectos sería un error garrafal en este contexto. Ahora bien, yo tengo la preocupación de que, precisamente por una expectativa muy amplia y un abanico demasiado ancho, al final éste sea inabarcable. La conducción política tiene que tener la capacidad de establecer prioridades y, en ese sentido, yo siento que la principal deuda que nosotros tenemos que encarar es con la educación. Nosotros debemos reconocer con autocrítica que una política que era esencial para mantener la estabilidad democrática y que era un camino insoslayable, debió además tolerar injusticias e inequidades que son francamente inmorales y eso, en el nuevo contexto del 2014 en adelante, es un dato de la realidad que no puede estar en nuestro horizonte.

Todos los caminos conducen a Bachelet

Todas las encuestas indican que Michelle Bachelet es la más viable presidenta de Chile a partir de 2014. ¿Qué tiene que hacer en un probable gobierno suyo?

-Bueno, yo no lo puedo recomendar, pero considero que el tema de la educación es esencial. Reformas políticas como la iniciativa popular de ley. Hay que lograr expandir la participación social al ámbito institucional. El sistema político no tiene la flexibilidad, las posibilidades que le permitan ser inclusivo. Un sistema político hermético tiene que ser reemplazado por uno abierto. Segundo, un sistema educacional segregador tiene que ser reemplazado por uno integrador. Un estado débil debe ser modificado por uno protector. Yo siento que la tarea traspasa los límites de sólo cuatro años de gobierno, es una tarea titánica y eso es lo que le da valor al esfuerzo político que estamos realizando con el propósito de hacer prevalecer la unidad de los opositores por sobre las tentaciones a su dispersión.

Pero esto va más allá del 2014 y de ese período de gobierno.

¿Y después de esos cuatro años, en el hipotético caso de que sea electa Bachelet, que viene?

-Si se acomete en estas tareas con la energía necesaria, yo pienso que legítimamente le podemos pedir a la sociedad que nos vuelva a respaldar. Si el país está exactamente donde mismo, donde un hipotético gobierno de la Concertación reasume y no logra avanzar, nuestra legitimidad se va a desplomar. Lo que se juega en un futuro gobierno es, en realidad, una legitimidad que puede significar el respaldo de la sociedad o el rechazo de la sociedad por muchos años.

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